Los perros ancianos, por el paso del tiempo, van perdiendo facultades físicas y también cognitivas. Más aún si no trabajamos estos aspectos durante sus diferentes fases de desarrollo.
Esta pérdida de facultades, les lleva a ser más "sedentarios" y a nosotros, en mayor o menor medida, a olvidarnos en cierto modo de ellos. Ya no pasean tanto, no les llevamos a tantos sitios, en casa les dejamos estar por largos periodos en sus camas... en definitiva, de forma
inconsciente les estamos excluyendo del núcleo familiar. Cierto es que podemos pensar que son ellos los que se excluyen, pero no es así, ellos la mayoría de las veces lo que intentan es paliar dolores no tratados o "sobrevivir" con la pérdida de facultades cognitiva que están experimentando. Y esto es muy importante, ya que el mundo tal y como lo conocían ha cambiado, los olores ya no son lo que eran, las imágenes se distorsionan o incluso pueden llegar a desaparecer por una pérdida de visión, no son tan conscientes de su cuerpo al deteriorarse también el sistema propioceptivo y el vestibular, y todo ello, experimentado desde el desconocimiento, ya que no tienen ni idea de lo que les está pasando, nadie les avisó, nadie puede explicárselo y para más I.N.R.I., su familia le "da de lado". Esto es terrible.
El dolor social es algo muy importante y muy serio en la vida de los perros. Y sorprendentemente es algo en lo que pocas veces se pone el foco de atención.
Nos llevamos las manos a la cabeza (y con razón) cuando vemos imágenes de perros encerrados en jaulas, con la mirada totalmente rota o cuando vemos esos perros abandonados que ya lo han "dado todo por perdido". Y de eso están llenas las RRSS (cosa que no considero negativa porque hay que mostrar lo que está ocurriendo en esta sociedad), pero poco se habla del perro anciano al que sacamos a pasear unos pocos minutos para que haga sus cosas y el resto del tiempo, nos olvidamos de él. Eso sin contar con que le pongamos un pañal o un empapador y sus paseos se limiten a uno al día o ni eso.
Esto también es cruel y va contra la naturaleza de un perro. Esto, duele y les duele mucho por el gran y sincero vínculo que desarrollan hacia nosotros. Y digo que va contra natura porque no están "diseñados" para pasar sus días dentro de una casa o piso sin salir a explorar, conocer y ser conocidos. No están hechos para ser olvidados, no están hechos para desarrollar la cantidad de problemas físicos y mentales que desarrollan por la convivencia con el ser humano. ¿Cuántos perros en libertad desarrollan problemas de conducta? ¿Cuántos desarrollan disfunción cognitiva derivada de unos altos niveles de estrés durante largos periodos vitales y una falta de estimulación mental? ¿Cuántos animales, no solamente perros, experimentan esos niveles de estrés tan altos de forma prolongada en el tiempo?
No, el perro no está diseñado para eso, ningún animal lo está. Pero por suerte para algunos y por desgracia para otros, viven en una sociedad interespecífica en la que una de esas especies somos nosotros.
Una vez resueltas estas preguntas, las cuales nos deberían llevar un tiempo responder, debemos afrontar la realidad. Y la realidad es que el perro anciano con el que vivimos nos necesita. Y nos necesita a muchos niveles. El primero de ellos el físico, ya que sin él, poco podremos hacer. Una revisión periódica en el veterinario, una valoración por parte de una fisioterapeuta, un enfoque diferente, desde el punto de vista de la MTC, proporcionar confort mediante una buena cama y abrigo para el frío y la humedad... son algunas de las cosas que deberíamos de tener en cuenta.
Y después de esto, tenemos que poner mucha atención en su salud mental, esa que tan en boca de todos está ahora (por suerte) dentro del mundo humano, pero que sigue muy olvidada en el mundo animal. Sin una buena salud mental nos encontraremos con problemas como: obsesiones, conductas compulsivas, reactividad, conductas agresivas, conductas de evitación, desorientación y como causa y consecuencia, altos niveles de estrés (otra vez más).
Por la parte que me toca, diré que son muchos los perros mayores que procesan problemas de conducta asociados un deterioro cognitivo y a malestares físicos. Pero que muy pocos de esos perros tienen una consulta etológica o de educación canina. Y esto es por lo que escribía anteriormente, porque optamos por sacarlos menos, "dejarlos descansar" en su cama y en definitiva, ahorrarnos quebraderos de cabeza porque claramente "lleva así mucho tiempo y ya es viejo, ya poco se puede hacer" (nótese la ironía).
Pensad por un momento que pasáis toda la vida con vuestra familia y vuestra familia disfruta plenamente de vosotros. Vais a sitios bonitos, coméis todos juntos, reís, os confiáis vivencias, volvéis a viajar y así durante años. Pero un buen día vuestro cuerpo ya no es lo que era, empiezan los dolores y con los dolores el moverse menos. Ya no podéis ir a tantos viajes.
Los dolores van a más, los viajes se reducen a 0 y vosotros cada vez, salís menos. Vuestro carácter empieza a cambiar fruto del dolor, de la soledad al no poder compartir tantos momentos familiares y a que vuestro cerebro tampoco es lo que era. Os habéis convertido en alguien a quien visitar de vez en cuando pero al que nadie avisa para ir a los sitios y poco a poco, la soledad es cada vez mayor y con ella aparece el dolor social.
Pensad: ¿Qué os gustaría en esos momentos, que os visitasen de vez en cuando para chequear que todo está más o menos bien o que os tratasen el dolor, os ayudasen con ese deterioro cognitivo y adaptasen de vez en cuando los planes familiares para que pudieses ir y siguieseis disfrutando de momentos en familia?
Pues los perros, lo mismo. No son tan diferentes a nosotros en muchas cosas, recordemos que su sistema nervioso y su sistema endocrino tienen muchas similitudes con el nuestro.
Un perro vive toda la vida y toda la vida nos necesita. Ellos no pueden ir solos al veterinario, no pueden avisar a un etólogo/educador canino. No pueden ir a comprar un buen colchón, elegir una buena alimentación ni ponerse un abrigo para el frío. Así que vamos a ser coherentes y consecuentes con nuestra ELECCIÓN de vivir con un perro y hagámoslo de principio a fin. No solo cuando nos acompañaba feliz y alegre a cientos de rutas y paseos, cuando no tenía tantos dolores y cuando no "se le iba la cabeza".
Vamos a decir las cosas claras y a poner las cartas sobre la mesa, los perros ancianos no tienen buena calidad de vida en un alto porcentaje, no estamos tratando como se debe el dolor social, tan presente en los perros. Podemos hacer mucho más de lo que hacemos (siempre mirando por nuestro bienestar, si nosotros no estamos bien, poco podremos hacer por ellos). Vamos a darles a los perros mayores la calidad de vida que se merecen y que necesitan.
Pedro Almansa.
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